Es mentirosa la afirmación de Evelyn Matthei que señala que
si el Estado financia la Educación pública, ésta termine siendo un nuevo
privilegio para los más ricos, quienes teniendo como pagarla, ahora estarían
exentos de ello.
Con relación a la discusión sobre si la educación es
gratuita o no, ambas candidaturas tienen opciones distintas:
Bachelet ha señalado que el cambio consiste en considerar a
la educación como un derecho y no como un bien de consumo, por lo tanto debe
ser gratuita para todos.
Matthei y la Derecha, han señalado que consideran oneroso e
injusto para el país que se pague la educación de los más ricos con dinero de
todos; que ellos pueden pagársela. Luego Matthei incluso ha indicado que el
costo de la educación de los ricos cuesta 3.500 millones de dólares.
No se han escuchado de parte de Bachelet, una respuesta
clara frente a esta afirmación.
¿De donde viene la cifra de los 3.500 millones de dólares?
Si pensamos de buena fe, es claro que esa cifra debe
provenir del costo actual de la universidad pública, del segmento más
acomodado.
La propuesta de Bachelet es la Educación como Derecho, lo
que implica que el acceso va a cambiar, porque si no fuera así, ¿de qué sirve
plantear un cambio si éste sólo sería cosmético y no de fondo? Es más, sería un
torpe cambio puesto que como lo dice la Derecha sólo se contribuiría a
financiar la educación de quienes tienen dinero para financiarla.
Pero la propuesta considera que a amplios sectores por el
hecho de no disponer de dinero para financiarla, terminan sin poder acceder a
la educación superior pública. Si esto cambia, el filtro ya no será el dinero,
sino sólo las capacidades intelectuales y las destrezas de los postulantes.
Entonces, con estos nuevos parámetros para la admisión,
tendría que variar la proporción de los alumnos provenientes de sectores
acomodados versus los alumnos provenientes de sectores populares. Al principio
este cambio será tenue, porque las familias acomodadas seguirán pudiendo
financiar colegios secundarios privados y de mejor calidad que los públicos,
pero cuando la calidad de la educación fiscal vaya mejorando, no cabe duda que
posibilitará que a la Universidad pública accedan los mejores calificados para
esta educación. Y es coherente con ello el programa de Bachelet, porque incluye
no sólo la educación Universitaria, sino toda la educación, incluyendo
especialmente a los niños desde la sala cuna.
Entonces los jóvenes provenientes de sectores acomodados,
que antes accedían a las universidades públicas con una mediana capacidad
intelectual y/o destrezas específicas, y una gran capacidad económica, ahora
que no serán seleccionados, emigrarán, con toda seguridad, a Universidades
Privadas, donde siga contando la capacidad económica por sobre la intelectual.
Entonces es mentirosa la afirmación de Matthei y la Derecha
que con el dinero de todos los chilenos se financiará a la educación de los más
ricos.